...Ahora entendía, después de charlar horas con su insomnio sobre eso, comprendió todo. Lo que la enamoro de él, no fue su personalidad, no fue como la trataba, ni absolutamente nada de todas esas cosas. Era la idea de cómo sería con ella si cambiaba, si dejaba esa frialdad de lado y demostraba más cuanto la quería. La destruía día tras día sentir que cualquier otro podía darle mucho más de lo que él le daba, porque para ser sinceros, él no le daba bola. Nada más que eso que le dio siempre y que nunca le sirvió: iluciones. Iluciones donde aparentaba cosas que no eran, la hacía volar hasta perderse en su mirada. Y así se paso ella cada noche de su vida tratando de enamorarlo, consiente de que nunca le dedicaría más que eso que no la conformaba , no la llenaba y le quitaba las ganas de seguir peleando por algo que cada vez veía más lejos. Entonces prefirió olvidarlo todo, enfermarse de amnesia de amor y luchar con la idea de que ese objetivo que se había propuesto, hoy debía quebrarse. Entendió a pesar de todo, que a veces tenemos que optar por esas cosas que tantos queremos. Se dió cuenta de que hay dos opciones, o seguir sufriendo o empezar de cero otra vez. Hoy está en la mitad de esa desición. ¿Qué es lo que va a hacer? Esperar, esperar a ver si vale la pena seguir sufriendo un poco más o abandonar el partido, el juego que vino jugando hace tanto tiempo...