Me llevo más de un año entender que no hay peor cosa que el olvido. Ya no puedo seguir pensando que el mundo es un banco de espera, en el que nos sentamos a esperar que las vida nos tire algún mango. Sigo pensando que el amor nos cambia, pero no creo que dejé ese antes-y-después. Si hubiera sabido, el día que te conocí, que llegarías a importarme tanto me hubiera dado mucho miedo darte un beso. Ya no es amor, es otra cosa. Que va y que viene, que nace y que muere, pero eso no importa. Es como el sol, aparece todos los días, otra vez, sin importar si ayer nos peliamos. No creo que el amor te haga decir gracias cuando estas enojado, no sé, no lo conozco. No creo que haga florecer risas entre el dolor, no es magia. Hoy lo veo más como una decisión de vivir, a veces, inconsciente. "Ése amor que entre tanta fiesta, y tanta locura nos lanza un suspiro para poder llegar a decir; yo sin vos no puedo." No, la fiesta es recordarte y el suspiro es cualquier cosa que me distraiga de vos diciendo, recordando, anticipando, que no vienen a sanar este dolor. Igual te doy gracias, por dejarme cartas para jugar mientras vos no vas a volver nunca más.