Mi foto
Paraná, Entre Ríos, Argentina
Yo creo que nos guiamos por la gente. Quizá para no parecer raros a los ojos de los demás, quizá para ser supuestas personas normales como ellos, o quizá porque tememos ser vistos de una manera diferente, creemos que lo mejor es seguir los pasos de todos. No contradecimos , muchas veces no opinamos. Queremos ser diferentes siendo iguales a todos. Queremos destacarnos y sin embargo primero siempre observamos que pasos dió la otra persona. Tenemos puntos de vistas diferentes, y tantas veces no nos animamos a decirlos, y callamos... callamos mucho. Sin embargo existe la gente capaz de expresar lo que siente sin temor al comentario del otro, gente que es vista como alguien raro y ellos lo saben perfectamente, pero no temen serlo, no temen ser diferentes. Pues esa gente sabe que ellos no son los raros, esa gente sabe que los raros son aquellos que tratan de copiarse entre sí, temerosos de mostrarse como son e incapaces de ser ellos mismos. Tienen la certeza de ser capaces de mostrarse al mundo y aun mejor, a las personas, como realmente son. Raros terminan siendo los que se sienten normales.

domingo, 30 de enero de 2011

Ya no me encuentro preguntando sobre amor, por fin no hay nada que pretenda no saber. Entiendo que no hay relación entre amar y envejecer. Ya no me encuentro preguntando como dar, por fin comparto, por el miedo de perder el milagro de tus caricias llegando el amanecer. Ya no me encuentro contestando un “yo que sé?”, por fin entiendo que en tus redes yo caí. Ya no me encuentro preguntándome un “por qué?”, por fin entiendo de una vez el “porque si”.
Porque te vi, te deje entrar, cerré la puerta y te elegí.
Porque sólo faroles pueden hacer que si estoy fané, las pequeñas cosas se bañen del brillo de tu ternura que transmitís cuando me mirás. Hoy puedo entender que te gusta el té, que odias el café, que no querés rosas, que a pesar del vértigo no hay altura que impida que me saque el disfraz. Tirando a matar, dándonos changüí, puro razonar, puro frenesí. Ya no le temo a ese cagón que habita en mi, ni a sus ataques tontos de furia precoz. Distingo excusa y resultado, ya no me encuentro figurando en el veraz, por fin no debo más que lo que va a venir. Pago el precio de tenerte, darte amor y ser feliz. Siempre fue así nuestra historia,
que funcione o no, que esté bien o mal, vivirlo con vos para mi es la gloria.
Sin escatimar, sin darnos de más, sin acelerar, sin tirar para atrás. Siempre fue así nuestro asunto, le falta de acá, le sobra de allá... Retocándolo, pero...siempre juntos.

La doctora II - Las pastillas del abuelo