Abro las alas, yo despego a otro lugar, necesito ir mas allá, descansar sola en el país de nunca jamás, casi nada me llena, el sol se va y me quedo a oscuras. Voy pensando y traduciéndome en un hondo mar de dudas, el infinito existe quizá pero me queda lejos. Me pregunto que es lo que habrá al otro lado del espejo. Mi cabeza son mil paranoias en cuatro paredes, que no dejan entrar ni un rayo de luz aunque sea leve. Dime quien eres ¿quién soy yo? No sabes ni si te conoces, la conciencia son dos voces sonando en mis altavoces. Y es que casi todos los días parecen iguales, así que yo tengo que hacer que parezcan especiales.
- Lucía
- Paraná, Entre Ríos, Argentina
- Yo creo que nos guiamos por la gente. Quizá para no parecer raros a los ojos de los demás, quizá para ser supuestas personas normales como ellos, o quizá porque tememos ser vistos de una manera diferente, creemos que lo mejor es seguir los pasos de todos. No contradecimos , muchas veces no opinamos. Queremos ser diferentes siendo iguales a todos. Queremos destacarnos y sin embargo primero siempre observamos que pasos dió la otra persona. Tenemos puntos de vistas diferentes, y tantas veces no nos animamos a decirlos, y callamos... callamos mucho. Sin embargo existe la gente capaz de expresar lo que siente sin temor al comentario del otro, gente que es vista como alguien raro y ellos lo saben perfectamente, pero no temen serlo, no temen ser diferentes. Pues esa gente sabe que ellos no son los raros, esa gente sabe que los raros son aquellos que tratan de copiarse entre sí, temerosos de mostrarse como son e incapaces de ser ellos mismos. Tienen la certeza de ser capaces de mostrarse al mundo y aun mejor, a las personas, como realmente son. Raros terminan siendo los que se sienten normales.