

Con cualquier chamullo me comprás, lo admito. Cualquier mirada que se desvía hacia mi cara me hacer sentir en las nubes, lo admito. Provocás en mí tantos sentimientos que nunca había sentido, lo admito. Después de mi papá y mi mejor amigo, sos el único hombre que me importa, lo admito. Con sólo hablarme creás en mi una ilusión, lo admito.
¿Por qué llegué a este punto en el que tengo que admitir que sos mi debilidad?