
Otra vez empieza la cuenta final, las pocas ganas de escribir, leer, estudiar, comienza poco a poco a acabarse las tintas de las lapiceras, a vaciarse las cartucheras, y la euforia por completar lo que falta. Concentrarse para rendir e irse, y divertirse aunque sea imposible el minuto a minuto en esos bancos que de confortable no tienen ni los tapones para no rayar el piso. Empezamos a decir adios a un año más que pasa, para luego volver por dos años más de secundaria. Comienza el momento en el que dejás de escribir temas nuevos, pero escribis los temas que tenes que estudiar, empezamos a caminar por el interminable pasillo. En fin, otro año escolar, que no fue cualquiera para mí, se empieza a despedir y con ello mis diversiones matutinas.