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Paraná, Entre Ríos, Argentina
Yo creo que nos guiamos por la gente. Quizá para no parecer raros a los ojos de los demás, quizá para ser supuestas personas normales como ellos, o quizá porque tememos ser vistos de una manera diferente, creemos que lo mejor es seguir los pasos de todos. No contradecimos , muchas veces no opinamos. Queremos ser diferentes siendo iguales a todos. Queremos destacarnos y sin embargo primero siempre observamos que pasos dió la otra persona. Tenemos puntos de vistas diferentes, y tantas veces no nos animamos a decirlos, y callamos... callamos mucho. Sin embargo existe la gente capaz de expresar lo que siente sin temor al comentario del otro, gente que es vista como alguien raro y ellos lo saben perfectamente, pero no temen serlo, no temen ser diferentes. Pues esa gente sabe que ellos no son los raros, esa gente sabe que los raros son aquellos que tratan de copiarse entre sí, temerosos de mostrarse como son e incapaces de ser ellos mismos. Tienen la certeza de ser capaces de mostrarse al mundo y aun mejor, a las personas, como realmente son. Raros terminan siendo los que se sienten normales.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Ya sé de sobra lo que es sufrir de ilusiones, lo que es arriesgar todo y quedar desnuda, sé lo que es perder un amor verdadero. He dejado ir fortunas y la miseria he sobrevalorado desde cero. Sé perder y también aunque han sido pocas veces, he saboreado lo que es ganar. Sé enamorar con palabras, miradas, detalles y caricias. Soy más que ojos... sonrisas. Sé que después de caer es levantar, y después de la emoción, gritar. Sé de alegría, cantar. Sé realmente lo que es felicidad. También sé disimular los gestos cuando la tristeza quiere explotar, y me he tragado las lágrimas que no he dejado brotar. Pero efectivamente...no sé ocultar el amor. No sé poner freno a mi búsqueda del amor de ensueño, creo que he nacido con ello... No sé cómo no enamorarme, cómo no ilusionarme, cómo evitar sentir las piernas flojas, las manos húmedas, la voz brincante. Nunca permanezco en silencio porque mi corazón también necesita respirar...