¿Por qué? Lo que sé es que no quiero volver a tropezar con la misma piedra de siempre, volver a caer en sus trampas, volver por las mismas ilusiones que me costaron caro. Ahora digo ¿es el destino? Iba tan bien, olvidándome de vos, intentando ignorar cualquier cosa que tenga que ver con vos, iba buscando nuevos rumbos. ¿Por qué entre las muchísimas opciones que tenías justo te tocó la mía? No elección tuya ni mía, pero simplemente me hubiera ayudado mucho que no te toque la mía, te quería lejos, no acá tan cerca y a la vez tan lejos te siento. Sí, estas cosas simplemente a mí me pasan. Parece que querés adueñarte de mis pensamientos por siempre. Una vez que ya estaba olvidándome de vos, tuviste que aparecer. Sí, intevitablemente me estás atrapando otra vez.
- Lucía
- Paraná, Entre Ríos, Argentina
- Yo creo que nos guiamos por la gente. Quizá para no parecer raros a los ojos de los demás, quizá para ser supuestas personas normales como ellos, o quizá porque tememos ser vistos de una manera diferente, creemos que lo mejor es seguir los pasos de todos. No contradecimos , muchas veces no opinamos. Queremos ser diferentes siendo iguales a todos. Queremos destacarnos y sin embargo primero siempre observamos que pasos dió la otra persona. Tenemos puntos de vistas diferentes, y tantas veces no nos animamos a decirlos, y callamos... callamos mucho. Sin embargo existe la gente capaz de expresar lo que siente sin temor al comentario del otro, gente que es vista como alguien raro y ellos lo saben perfectamente, pero no temen serlo, no temen ser diferentes. Pues esa gente sabe que ellos no son los raros, esa gente sabe que los raros son aquellos que tratan de copiarse entre sí, temerosos de mostrarse como son e incapaces de ser ellos mismos. Tienen la certeza de ser capaces de mostrarse al mundo y aun mejor, a las personas, como realmente son. Raros terminan siendo los que se sienten normales.