Todo lo valioso en la vida es frágil, por eso es valioso. La vida es una galería llena de cristales y uno pasa por ella intentando ser hábil, sigiloso, para que nada se rompa porque vale. Nuestro cuerpo, corazón y hasta nuestra felicidad es frágil. Es un juego de equilibrista. Es caminar sobre la cuerda sin red sabiendo que un frágil movimiento los hace caer al vacío. ¿Por qué seres tan frágiles nos creemos invesibles? La vida es valiosa porque es frágil. Suena contradictorio, lo sé. Un mal movimiento o un golpecito y el cristal se resquebraja, y nos corta en mil pedazos. Una mirada, una palabra, un gesto, una noticia nos recuerda lo frágiles que somos. Amás y al rato odiás. ¿Por qué un vínculo o un sentimiento puede ser tan frágil? Porque es débil o porque somos demasiado rígidos. Creemos que tenemos que mostrarnos fuertes como una roca, invencibles, solidos como un rascacielos. Pero los rascacielos se construyen con metros de oscilación para que se puedan mover y no sean rígidos. Porque un rascacielos rígido al más mínimo viento se derrumba.