A veces, uno quiere con locura. Uno quiere desesperado, inquieto, insaciable. A veces uno quiere... quiere mucho y, sólo a veces, hasta demasiado. Uno quiere sin condiciones, sin promesas y sin lugar a dudas. Uno quiere, implacable, con firme convicción. Uno quiere de tarde, y otras veces de noche. A veces, quiere todo el día. Uno quiere hasta en los sueños, pero despierto.. también. Uno quiere cuando le conviene, cuando puede, cuando lo dejan. Uno quiere cuando quiere, aunque a veces también cuando no quiere. Uno quiere, por que sólo hay una cosa más linda que querer. Uno quiere, sin esperar nada a cambio aunque, a veces, querer es la seguridad de que a uno también lo quieren. Y como solo hay una cosa más linda que querer, yo a vos te quiero. Así descubrí, que sí, que hay algo más lindo que querer. Querernos es, mucho más lindo.
- Lucía
- Paraná, Entre Ríos, Argentina
- Yo creo que nos guiamos por la gente. Quizá para no parecer raros a los ojos de los demás, quizá para ser supuestas personas normales como ellos, o quizá porque tememos ser vistos de una manera diferente, creemos que lo mejor es seguir los pasos de todos. No contradecimos , muchas veces no opinamos. Queremos ser diferentes siendo iguales a todos. Queremos destacarnos y sin embargo primero siempre observamos que pasos dió la otra persona. Tenemos puntos de vistas diferentes, y tantas veces no nos animamos a decirlos, y callamos... callamos mucho. Sin embargo existe la gente capaz de expresar lo que siente sin temor al comentario del otro, gente que es vista como alguien raro y ellos lo saben perfectamente, pero no temen serlo, no temen ser diferentes. Pues esa gente sabe que ellos no son los raros, esa gente sabe que los raros son aquellos que tratan de copiarse entre sí, temerosos de mostrarse como son e incapaces de ser ellos mismos. Tienen la certeza de ser capaces de mostrarse al mundo y aun mejor, a las personas, como realmente son. Raros terminan siendo los que se sienten normales.