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Paraná, Entre Ríos, Argentina
Yo creo que nos guiamos por la gente. Quizá para no parecer raros a los ojos de los demás, quizá para ser supuestas personas normales como ellos, o quizá porque tememos ser vistos de una manera diferente, creemos que lo mejor es seguir los pasos de todos. No contradecimos , muchas veces no opinamos. Queremos ser diferentes siendo iguales a todos. Queremos destacarnos y sin embargo primero siempre observamos que pasos dió la otra persona. Tenemos puntos de vistas diferentes, y tantas veces no nos animamos a decirlos, y callamos... callamos mucho. Sin embargo existe la gente capaz de expresar lo que siente sin temor al comentario del otro, gente que es vista como alguien raro y ellos lo saben perfectamente, pero no temen serlo, no temen ser diferentes. Pues esa gente sabe que ellos no son los raros, esa gente sabe que los raros son aquellos que tratan de copiarse entre sí, temerosos de mostrarse como son e incapaces de ser ellos mismos. Tienen la certeza de ser capaces de mostrarse al mundo y aun mejor, a las personas, como realmente son. Raros terminan siendo los que se sienten normales.

martes, 28 de septiembre de 2010

Lengua y literatura II
Actividad:
* Usted va a escribir una carta literaria a su mamá. Se recuerda que la característica principal es su carácter ficcional. El tono de la carta lo decide usted (amistoso, pedido de disculpas, reclamo, confesión, etc). Cabe aclarar que una carta literaria rompe el sentido y la relación con el tiempo.

Mamá:
Si de algo estoy segura, es que nunca me alcanzarían las palabras para agradecerte todo lo que hiciste, haces y vas a seguir haciendo por mí. Sé que siempre das todo lo que tenés por mí, desde tu plata hasta todo tu tiempo, darías la vida por mí si fuera necesario. Y aunque pocas veces lo valore y muchas veces tengamos discusiones, yo realmente no podría vivir sin vos.
Me enseñaste a hablar, y a gritar cuando la situación lo requiere. Me enseñaste a caminar, sin jugar carreras. A comer y a defenderme en la cocina. Me enseñaste a relacionarme, a defender lo mío... a cuidar lo que me gané con esfuerzo. A no rendirme en la búsqueda de mis sueños. Me enseñaste a compartir, y esperar. A decir que si, y a decir que no; a reconocer mis errores, y pedir perdón. Me enseñaste que por más veces que me haya equivocado... tengo seguir intentando, tengo que insistir. Siempre ir por más. Me enseñaste que no hay nada más importante que creer en mi misma. A hacerme respetar, y a respetar a los otros. Me enseñaste que no se devuelve con la misma moneda, que la venganza es mala. Vos sabés todo de mí... me conoces en todos mis estados, y me amas, a pesar de todas las diferencias que tenemos. A pesar de que siempre te haga la contra, y te falte el respeto.
Sos la más linda, la más buena... la mejor. Mi mejor amiga, a la que más amo. Lo último que quiero perder. Sos mi ejemplo a seguir... la que me levanta el ánimo, la que me despierta todos los días con una sonrisa de oreja a oreja. La que me acompaña en cada uno de mis torneos, me valla mal o bien siempre estás ahí alentándome. La que cree en mí y apuesta en mí. La persona que no es feliz si yo no soy feliz. La que me hace el desayuno, la merienda... la mujer que me dio la vida. Sin vos yo estaría. Te debo todo, y no me van a alcanzar nunca las palabras para agradecerte, nunca.
Tu única hija,
Lucía.