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Paraná, Entre Ríos, Argentina
Yo creo que nos guiamos por la gente. Quizá para no parecer raros a los ojos de los demás, quizá para ser supuestas personas normales como ellos, o quizá porque tememos ser vistos de una manera diferente, creemos que lo mejor es seguir los pasos de todos. No contradecimos , muchas veces no opinamos. Queremos ser diferentes siendo iguales a todos. Queremos destacarnos y sin embargo primero siempre observamos que pasos dió la otra persona. Tenemos puntos de vistas diferentes, y tantas veces no nos animamos a decirlos, y callamos... callamos mucho. Sin embargo existe la gente capaz de expresar lo que siente sin temor al comentario del otro, gente que es vista como alguien raro y ellos lo saben perfectamente, pero no temen serlo, no temen ser diferentes. Pues esa gente sabe que ellos no son los raros, esa gente sabe que los raros son aquellos que tratan de copiarse entre sí, temerosos de mostrarse como son e incapaces de ser ellos mismos. Tienen la certeza de ser capaces de mostrarse al mundo y aun mejor, a las personas, como realmente son. Raros terminan siendo los que se sienten normales.

viernes, 25 de febrero de 2011

un fracaso no siempre es perder

Es tan fácil caer y darse por vencido, y tan difícil levantarse y seguir adelante con una sonrisa en el rostro. Fácil es herir y difícil olvidar. Fácil es equivocarse y difícil, aceptarlo. Fácil hablar, difícil hacer. Difícil es tener el valor para mostrar las cosas como realmente son, y fácil ocultarlas. Lo difícil es superar los miedos, lo fácil es quedarse con ellos. Casi todo lo fácil es lo que nos perjudica y lo sabemos. Pero lo fácil es tentador, porque nos da sensación de liviandad, de que algo que debería hacerse se hizo o algo que debía decirse se dijo, cuando en realidad no es más que una pantalla que nosotros mismos inventamos para sentirnos mas tranquilos. Creo que la vida sería mucho mas sencilla para todos si nos dedicáramos a hacer lo difícil desde un principio, en lugar de probar con lo fácil, lastimarnos y volver a probar. Quizás es hora de pensar que, a veces, obligarse no está mal. Obligarse a estar de pié, a decir la verdad y a tener valor para asumir las consecuencias que nosotros mismos provocamos. En este caso, obligarse es crecer...