Miles de motivos para quererte de esta manera, como una mirada tan profunda que evita las palabras, que habla por si sola. Un par de abrazos interminables, con todas las fuerzas posibles. La manera en que me tocas, me hablas, me suspiras al oído. Mis enormes ganas de tenerte conmigo toda la vida y de no soltarte la mano nunca. Las cosquillas en la panza que todavía me invaden cuando te veo. La manera de querernos, de cuidarnos. El tiempo que pareciera que no avanza, porque cuando nos vemos es todo idéntico a como lo dejamos. La tristeza y el vacío que me dejas cuando te vas. Solo hay que fijar las ganas en el próximo encuentro, para que sea mejor que este todavía, y así con todos, hasta poder estar juntos cada día. Sin errores, sin defectos, perfecto. Me enseñaste a amar, y sobre todas las cosas, a ser amada.
- Lucía
- Paraná, Entre Ríos, Argentina
- Yo creo que nos guiamos por la gente. Quizá para no parecer raros a los ojos de los demás, quizá para ser supuestas personas normales como ellos, o quizá porque tememos ser vistos de una manera diferente, creemos que lo mejor es seguir los pasos de todos. No contradecimos , muchas veces no opinamos. Queremos ser diferentes siendo iguales a todos. Queremos destacarnos y sin embargo primero siempre observamos que pasos dió la otra persona. Tenemos puntos de vistas diferentes, y tantas veces no nos animamos a decirlos, y callamos... callamos mucho. Sin embargo existe la gente capaz de expresar lo que siente sin temor al comentario del otro, gente que es vista como alguien raro y ellos lo saben perfectamente, pero no temen serlo, no temen ser diferentes. Pues esa gente sabe que ellos no son los raros, esa gente sabe que los raros son aquellos que tratan de copiarse entre sí, temerosos de mostrarse como son e incapaces de ser ellos mismos. Tienen la certeza de ser capaces de mostrarse al mundo y aun mejor, a las personas, como realmente son. Raros terminan siendo los que se sienten normales.