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Paraná, Entre Ríos, Argentina
Yo creo que nos guiamos por la gente. Quizá para no parecer raros a los ojos de los demás, quizá para ser supuestas personas normales como ellos, o quizá porque tememos ser vistos de una manera diferente, creemos que lo mejor es seguir los pasos de todos. No contradecimos , muchas veces no opinamos. Queremos ser diferentes siendo iguales a todos. Queremos destacarnos y sin embargo primero siempre observamos que pasos dió la otra persona. Tenemos puntos de vistas diferentes, y tantas veces no nos animamos a decirlos, y callamos... callamos mucho. Sin embargo existe la gente capaz de expresar lo que siente sin temor al comentario del otro, gente que es vista como alguien raro y ellos lo saben perfectamente, pero no temen serlo, no temen ser diferentes. Pues esa gente sabe que ellos no son los raros, esa gente sabe que los raros son aquellos que tratan de copiarse entre sí, temerosos de mostrarse como son e incapaces de ser ellos mismos. Tienen la certeza de ser capaces de mostrarse al mundo y aun mejor, a las personas, como realmente son. Raros terminan siendo los que se sienten normales.

sábado, 16 de enero de 2010

Los amores imposibles están justamente para eso, para ser imposibles. Para soñar despierto con un corazón que no late al mismo compás del nuestro, para soñar con unos ojos que jamás nos miraran, porque son ciegos, o porque somos transparentes como el cristal. Los amores imposibles nos hacen soñadores, pero... ¿de sueños lindos o feos? ¿Sueños que se transforman en pesadillas de las cuales deseamos cuanto antes despertar?, ¿o sueños como cuentos de hadas que deseamos para toda la eternidad vivirlos y jamás despertar? Los amores imposibles están para mantenernos vivos y eternos soñadores, o en su defecto, hacernos unos grandes estúpidos.